viernes, 17 de agosto de 2012

Sibiu



Sibiu fue fundada por colonos sajones con el nombre de Hermannstadt, y ha ocupado un lugar central en la historia de Transilvania, de la que fue capital durante un siglo.



Sus tres plazas centrales enlazadas, de la más antigua y recoleta a la más imponente y burguesa, constituyen el alma de esta ciudad, capital cultural europea en 2007.




Sajones en Transilvania

Aunque ya hemos hablado de ellos, merece la pena insistir porque su remota presencia sigue presidiendo el paisaje de la región. Como élite comercial, sus ciudadelas e iglesias eran la referencia defensiva.

En las sacristías de las iglesias fortificadas se construían verdaderas "habitaciones del pánico" donde encerrarse con los tesoros más preciados. Esta cerradura de 1515, con siglos de funcionamiento en su puerta de roble, correspondiente a la sacristía de la iglesia de Biertan, recibió una medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1900.


Privilegiados frente a la mayoría rumana que trabajaba las tierras, los sajones trajeron sus costumbres, sus ritos, sus usos domésticos, como estás camas tan aprovechadas:


Y también su fe y sus imágenes, en la más pura tradición del norte y el centro de Europa, como en este magnífico retablo, también de la iglesia de Biertan.


No es de extrañas por tanto que sus iglesias fueran a la vez fortaleza para la guerra y signo de dominio en tiempos de paz.




Esa casa me está mirando...



Estas ventanas son típicas en las ciudades sajonas de Transilvania, en especial en Sibiu. Al girar por una calle, en algunos ángulos se tiene la sensación de que las casas te observan entre curiosas y somnolientas...


El monasterio de Voronet


En la región de Bucovina, como comentamos, destacan sus magníficos monasterios con iglesias pintadas tanto en su interior como en sus muros exteriores. El grado de conservación de las pinturas exteriores es muy alto, y son por ello un ejemplo excepcional de la presencia central que durante siglos han significado en tierras habitualmente en disputa.


Es precisamente la guerra la que generó la forma y contenidos que ahora disfrutamos. Encerrados entre sus murallas, los ejércitos locales reclutados para cada temporada bélica permanecían hasta meses a la espera del momento adecuado para batirse en duelo con el enemigo. Formado por campesinos analfabetos, para  los que la liturgia en idioma eslavo era más cercana a un conjuro ininteligible, las vivas imágenes de las paredes exteriores eran la verdadera explicación de la fe. Imágenes cercanas, con paisajes similares a los de su tierra, y muy significativas.



El monasterio de Voronet es uno de los más característicos, en especial por su color azul, conocido en Rumanía como "azul de Voronet". La cara norte, como es común, no se conserva en las mismas condiciones debido a las inclemencias de tantos siglos.