Tras siglos de avatares los rumanos consiguen unir las regiones de Valaquia y Moldavia, habitualmente en sus manos con mayor o menor autonomía, con la de Transilvania, bajo el dominio alemán y austrohúngaro. Se estrena así la efímera monarquía rumana, y lo hace construyendo un fantástico palacio de montaña a medio camino entre las llanuras danubianas de Valaquia y la meseta tras los Cárpatos de Transilvania.
¡Cuidado con los osos! Hay miles por todo el país, aunque no hemos tenido la fortuna de ver ninguno (aún). Pero todos los años se produce alguna muerte por sus ataques. Cada vez se acercan más a zonas habitadas en busca de alimento, lo que genera situaciones peligrosas.